JESÚA CASQUETE
Cuando un grupo u organización política se embarca en la reescritura de la historia hasta convertirla en irreconocible a quienes se han especializado en su estudio, entonces el rigor histórico se erige en una prioridad política y el deber cívico en un imperativo moral. De un tiempo a esta parte, la proliferación de mitos y la escala de desinformación sobre el pasado han adquirido una nueva dimensión. La práctica no supone ninguna novedad. Ahora bien: el estrujamiento de la historia con fines políticos ha vuelto a ser puesto de actualidad de la mano de demagogos de extrema derecha, la misma que ha hecho de la historia patria uno de los ejes de su combate por la hegemonía cultural. Vox y sus ecosistemas mediático y parahistórico, a menudo sin formación en la disciplina e ignorando sus métodos de funcionamiento, reescriben la historia empezando por las conclusiones y escarban en el pasado para encontrar (o inventar) algún tipo de evidencia en apoyo de su interpretación. Los historiadores e historiadoras del presente volumen, avalados por una dilatada trayectoria profesional en el estudio y análisis de la his