PEDRO ANTONIO DE ALARCON
Alarcón, desde una posición amable y todopoderosa, plantea un conflicto cómico que configura con toques impresionistas, entre el realismo y el sainete. La anécdota de esta obra discurre entre personajes plásticamente diseñados y busca su final sin esfuerzo, concluida por un autor omnisciente y burlón.