JUDITH KERR
¿Te imaginas que tu país se volviese peligroso para algunas de laspersonas que viven en él? ¿Te imaginas que de repente tu padre fueseuna de ellas? Eso es lo que le ocurrió a Anna en 1933. Tenía nueveaños y estaba demasiado ocupada como para fijarse en los cartelespolíticos con la cara de Adolf Hitler, el hombre que pronto cambiaríael destino de Europa y su propia vida. Anna y su familia tuvieron quehuir y viajar como refugiados de un país a otro, alejarse de todo loque conocían. Lo más importante era permanecer unidos, porque si algolos separaba...